Cuando oficiales se bajaron de varias camionetas en el estacionamiento de una tienda de materiales de construcción en Los Ángeles la semana pasada, unos cien trabajadores indocumentados se echaron a correr al grito de “¡la migra!”, despavoridos ante la idea de ser deportados.
“Es como si fuera una película”, recordó este miércoles en diálogo con la AFP Óscar Mendía, un guatemalteco que contó 25 migrantes arrestados en la redada del viernes pasado junto a un local de la cadena Home Depot. “La gente se escondía debajo de la madera, en la basura, en donde encontraban un huequito”.
La operación fue parte de la arremetida antimigratoria que la administración del republicano Donald Trump desplegó ese día en fábricas y sitios de trabajo en la segunda mayor ciudad de Estados Unidos y que desencadenó cinco días de protestas y disturbios.
“Todo eso comenzó aquí”, dijo Mendía, mientras señalaba el estacionamiento en el que ahora apenas se veía una veintena de personas.
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El guatemalteco, quien ha vivido 26 años sin documentos en Estados Unidos, nunca había estado en una redada. “Una cosa es verlo en la televisión y otra vivirlo”, dijo.
“Te quedas como paniqueado (aterrorizado), te asustas cuando ves una van, así como esa, mira”, dijo, al apuntar a un furgón blanco.
Sin embargo, la necesidad es más fuerte que el miedo, afirman los trabajadores.
“Es difícil pero tenemos que trabajar, tenemos familias que mantener”, dijo bajo anonimato otro migrante de 40 años que envía dinero a Honduras para cuidar de sus seis hijos.
Mendía considera que hombres como él, quien a punta de remesas educó y levantó a sus tres hijos en Guatemala, tienen menos que temer en este clima de tensión.
Pero para la nueva generación, la situación “es aterrorizante”, comentó. “Ellos vienen con ilusión, vienen soñando con un futuro”.
A su lado, un trabajador de 21 años asiente nerviosamente. El joven se salvó de la redada porque ya lo habían recogido para ir a trabajar a una obra.
El lunes dudó, pero volvió: “Tenemos necesidad”.
Es lo que se repiten incesantemente estos migrantes de historias similares: huyeron de países arrasados por crisis económicas y políticas, o por la violencia, en busca de trabajo para ayudar a sus familias.
Y en Estados Unidos encuentran espacio en sectores como la construcción y la agricultura, donde juegan un rol crucial no sólo como mano de obra sino como contribuyentes.
Los indocumentados aportaron casi 90 mil millones de dólares en impuestos en 2023 en Estados Unidos, de acuerdo con un análisis del American Immigration Council de ese año.
En los estacionamientos de las tiendas de Home Depot en Estados Unidos, los migrantes tradicionalmente se congregan desde temprano a la espera de trabajo temporal que les permita pagar las cuentas y enviar dinero a casa.
Justamente, estos sitios se han convertido en un punto de ataque de los operativos del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), conocido coloquialmente como “la migra”, con los que la administración de Trump busca aumentar las cifras de deportaciones.
El golpe se ha sentido con intensidad en Los Ángeles, ciudad con una enorme población de migrantes, especialmente latinos.
“¿Por qué Donald Trump hace esto?”, interrumpió un mexicano que también huyó de la redada el viernes.
El hombre, que emigró en 1997 y pidió no ser identificado, cuestionó los operativos que apuntan a los trabajadores, así como el envío de militares a medida que las protestas calientan las calles.
“¿Cómo es que al pueblo Trump le manda la Guardia Nacional, y cuando salieron los suyos a hacer desmadre en el Capitolio (en 2021) no usó la Guardia Nacional?”, cuestionó, al referirse al asalto de ese año a la sede del Congreso estadounidense.
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“¿Por qué ataca a Los Ángeles? Porque somos una potencia, porque somos quien hace la economía. (…) Este país sin los latinos se cae”, siguió.
Mendía coincidió: “Este es un país de inmigrantes”, dijo al recordar las raíces alemanas del propio Trump. “Desde el presidente hasta el que barre las calles. ¿Por qué a nosotros?”.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recurrió a una ley federal poco utilizada que permite al gobernante federalizar a la Guardia Nacional bajo ciertas circunstancias específicas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el despliegue de dos mil soldados de la Guardia Nacional a Los Ángeles, ante una escalada en las protestas contra las redadas migratorias en la ciudad californiana.
La decisión del mandatario se impuso sobre la autoridad del gobernador de California, el demócrata Gavin Newsom, quien calificó la medida de “provocación deliberada”.
En la última semana, al menos 118 inmigrantes fueron arrestados en operativos realizados en varias partes de la ciudad. Esto generó un ambiente de tensión cuando multitudes se congregaron frente a negocios que presuntamente iban a ser blanco de redadas.
Según la oficina del alguacil del condado de Los Ángeles, los manifestantes se tornaron “cada vez más agresivos, lanzando objetos y mostrando comportamientos violentos”, lo que obligó a la policía a emplear gas lacrimógeno y granadas aturdidoras.
Las autoridades locales informaron que hubo 29 detenidos.
Trump justificó su decisión alegando que Los Ángeles vive una “invasión y ocupación por inmigrantes indocumentados y criminales”, según escribió en su plataforma Truth Social.
“Ahora, turbas violentas e insurrectas acosan y atacan a nuestros agentes federales para intentar detener nuestras operaciones de deportación. Pero estos disturbios ilegales solo refuerzan nuestra determinación”, agregó.
“Se restablecerá el orden, los inmigrantes indocumentados serán expulsados y Los Ángeles será libre. ¡Gracias por su atención a este asunto!”, concluyó.
Más allá de las razones de Trump para movilizar a la Guardia Nacional, BBC Mundo plantea otras 4 preguntas para comprender lo que está ocurriendo.
Para contener los disturbios, Trump recurrió a una ley federal poco utilizada que permite al presidente federalizar a la Guardia Nacional bajo ciertas circunstancias específicas.
Normalmente, la Guardia Nacional de cada estado se activa únicamente cuando lo solicita el gobernador.
Sin embargo, en esta ocasión Trump eludió ese procedimiento invocando una disposición especial del Código de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos (10 U.S.C. §12406), que contempla tres circunstancias bajo las cuales el presidente puede poner bajo control federal a la Guardia Nacional.
Trump indicó en su memorando que las protestas en Los Ángeles constituyen “una forma de rebelión contra la autoridad del gobierno de Estados Unidos”.
Expertos aseguran que esta es la primera vez desde 1965 que la Guardia Nacional es activada por orden presidencial sin el consentimiento del gobernador estatal.
En 1992, durante los disturbios provocados por la absolución de policías acusados de golpear al automovilista afroestadounidense Rodney King, el entonces presidente George HW Bush envió tropas federales, pero en ese caso fue el gobernador de California, Pete Wilson, quien solicitó el apoyo.
En 2020, tropas de la Guardia Nacional fueron desplegadas en algunos estados tras las protestas por la muerte de George Floyd.
Altos funcionarios del gobierno de Trump respaldaron la movilización militar. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, afirmó en redes sociales que era una decisión “de sentido común” y agregó: “La violencia y destrucción contra agentes e instalaciones federales NO serán toleradas”.
El senador republicano por Oklahoma, Markwayne Mullin, declaró a CNN: “¿Parece que las protestas están bajo control? Absolutamente no”.
Sin embargo, varios funcionarios californianos rechazaron la intervención militar al asegurar que la policía local puede controlar los disturbios y que la presencia del ejército es innecesaria.
La congresista demócrata Nanette Barragán, quien representa a Paramount, una localidad de las afueras de Los Ángeles donde se registraron protestas, le dijo a CNN: “No necesitamos esa ayuda”.
“La Guardia Nacional solo empeorará las cosas”, añadió.
Sus palabras coinciden con las del gobernador Newsom, quien denunció en la red social X: “El gobierno federal está tomando el control de la Guardia Nacional de California y enviando dos mil soldados a Los Ángeles, no porque falten policías, sino porque quieren montar un espectáculo”.
Karen Bass, alcaldesa de Los Ángeles, declaró también a ABC7 que el despliegue militar es innecesario.
Agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) realizaron redadas el viernes en zonas mayoritariamente latinas de Los Ángeles como parte de la ofensiva del gobierno de Trump contra la inmigración irregular.
Un portavoz confirmó que 44 personas fueron arrestadas ese día.
Estos operativos forman parte del objetivo presidencial de realizar “la mayor operación de deportación en la historia de EU”.
Los Ángeles, que tiene una numerosa población migrante, se ha convertido en un foco importante para esta política migratoria.
A principios de mayo, ICE anunció la detención de 239 migrantes indocumentados en una operación de una semana en la ciudad, aunque las cifras de arrestos generales no han cumplido las expectativas del gobierno.
En junio, la Casa Blanca incrementó su meta, estableciendo que ICE debería realizar al menos tres mil arrestos diarios.
Las autoridades han extendido cada vez más sus operativos a lugares de trabajo como restaurantes y tiendas minoristas.
Las recientes redadas en Los Ángeles, que generaron protestas, ocurrieron en un comercio mayorista de ropa y en una sucursal de la cadena de ferreterías Home Depot.
“Van a ver más redadas en lugares de trabajo de las que se hayan visto en la historia de este país”, afirmó Thomas Homan, el “zar de la frontera” del gobierno de Trump.
Esta agresiva campaña de deportaciones ha incluido el traslado de migrantes en aviones militares hacia la base de Guantánamo, centro militar estadounidense criticado por abusos contra los derechos humanos, antes de llevarlos a Luisiana.
Otros fueron enviados a una prisión de máxima seguridad en El Salvador, incluyendo al menos un migrante con estatus legal en EE.UU.
Algunos incluso fueron enviados a países con los que no tienen ningún vínculo de origen.
Muchas de estas acciones han enfrentado desafíos legales en los tribunales.
El viernes, varios manifestantes se enfrentaron con agentes federales frente a un comercio mayorista de ropa. Lanzaron objetos e intentaron impedir los arrestos. Los agentes federales respondieron usando granadas de estruendo y gas pimienta.
En Paramount, ubicada a unos 32 kilómetros del sur del centro de Los Ángeles, también se usaron gases lacrimógenos y granadas de estruendo contra manifestantes frente a una tienda Home Depot.
En redes sociales, ICE describió la situación así: “Nuestros valientes agentes fueron ampliamente superados en número: más de mil manifestantes rodearon y atacaron un edificio federal”.
En respuesta a las protestas, la policía de Los Ángeles confirmó que realizó 29 arrestos, casi todos por negarse a dispersarse, una falta menor, según informó CBS News, medio asociado de la BBC en EU.
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